En el segundo encuentro de Narrativa se leyeron seis comienzos de novelas y relatos, respondiendo grupalmente las preguntas “¿Quién habla?”, “¿Qué nos dice de sí mismo?”, “¿A quién la habla?”, “¿Qué sabe o espera de su lector?”, “¿Qué nos va a contar?”, “¿Qué nos anticipa de los que nos va a contar?”, “¿En qué tiempo y lugar se ubica?”. El objetivo de esas preguntas es realizar una introducción a algunos conceptos de la narratología como autor / narrador, lector / destinatario, tipo de narrador, marcas de subjetividad, indicios temporales y espaciales, anticipación de hechos narrativos (anacronismos en la narración), uso de figuras retóricas (por ejemplo la exageración en el lenguaje adolescente de Holden Caulfield, protagonista y narrador de El guardián en el centeno), señales pragmáticas, apropiación de un lenguaje ajeno como señal de prestigio cultural (narrador de El juguete rabioso), recursos de validación del propio discurso (narrador de "Funes el memorioso" y de "La miel silvestre"), etc.
La comunicación narrativa involucra en principio tres NIVELES DE LA COMUNICACIÓN NARRATIVA
2) Narrador ---------------------------- Destinatario Nivel intratextual – nivel del discurso
3) Personaje ------ Personaje Nivel intratextual – nivel de la acción
A la vez, se contextualizaron los fragmentos en la obra correspondiente y en la obra del autor, y al autor en su época y en una tradición literaria. Los participantes compartieron sus conocimientos sobre los autores y sus obras. Hacia el final de la clase se comenzó a comentar el cuento “Las babas del diablo”, de Cortázar, señalando que la propuesta de analizar este cuento en primer lugar obedece a que en él hay un narrador que se plantea desde las primeras líneas una serie de cuestiones propias de la narración (“Nunca se sabrá cómo hay que
contar esto”), y en segundo lugar porque desarrolla la idea de la posibilidad de realizar una narración en un lenguaje visual (la fotografía) o, dicho de otro modo, una narración no lingüística: la fotografía comprendida también como relato.
Narrativa. Tercer
encuentro. 11/5
Se comentó la distinción entre historia y discurso, observada por la mayoría de las teorías estructuralistas
de la narración. Entre los formalistas rusos se habla de fábula y siuyet. Esta distinción
relaciona la historia narrada (fábula),
que es una sucesión de hechos cronológicamente ordenados y con una estructura
lógica o causal, con la estructura de la obra artística (siuyet). La crítica anglosajona habla de story y plot A
continuación, se habló del cuento de Julio Cortázar “Las babas del diablo”, del
que los asistentes realizaron una cantidad de interesantes observaciones. Se
partió de la pregunta “¿Cuál es la historia del cuento y cómo se elabora el
discurso que narra esa historia?”
En general, las interpretaciones
se relacionaron con el carácter fantástico del cuento y con algunos temas
recurrentes de la literatura de Cortázar, como los pasajes, el rito, la
representación de referentes culturales, el vínculo entre la narración literaria
y la narración fotográfica, la dimensión simbólica de algunos datos del cuento.
Desde el punto de vista narratológico, se comentaron cuestiones como el
narrador, la estructura temporal. El cuento se construye alrededor de un secreto que no se aclara y que no se
debe aclarar porque es inaccesible. Se propusieron diversas interpretaciones
temáticas y narratológicas. Se analizó la importancia de la fotografía para
interpretar el sentido del relato y la capacidad narrativa del arte
fotográfico. A raíz de las lecturas relacionadas con la ampliación de la
fotografía y de las posibilidades que ofrece, una asistente recomendó dos
libros:
David Wiesner: Flotante
Narrativa. Cuarto
encuentro. 18/5
El tema del encuentro fue el narrador y los aspectos narrativos
relacionados con él. El narrador es la VOZ del discurso narrativo, responde a
la pregunta “¿Quién habla en la narración?” El narrador puede estar presente o
no como personaje de la historia. Según la terminología propuesta por Gerard
Genette en “La historia del discurso”, en el primer caso el narrador se
denomina homodiegético y en el segundo héterodiegético. En el primer caso, si
el narrador coincide con el protagonista, se denomina autodiegético.
La narración puede estar a cargo
de una sola voz o de varias voces que “suenan” de manera más o menos similar
(narración monológica), o bien a cargo de varias voces diferentes que señalan
contrastes o tensiones dentro de la narración (narración dialógica). Según esta
diferenciación, realizada por Bajtin, una narración suele ser más rica cuanto
más voces estén representadas.
Una vez identificado el narrador,
la voz que narra, el lector se pregunta desde qué punto de vista lo hace. El
narrador selecciona, restringe, dosifica, organiza la información que quiere
brindar al lector desde el punto de
vista de alguien. En este caso, la pregunta correspondiente sería “¿Quién
mira o desde qué punto de vista lo hace?” Es lo que se denomina focalización o
modo, haciendo un paralelismo con la morfología verbal (el modo de los verbos
señala la intención del hablante, su actitud respecto de lo que dice y del
oyente).
La focalización puede ser fija
(un punto de vista constante en toda la narración), variable (diferentes
episodios son narrados por distintos focalizadores), múltiple (un mismo
episodio es presentado varias veces por distintos focalizadores, como en el
cuento “La insolación”, de Horacio Quiroga, en que la muerte de los personajes
es “vista” por un narrador en tercera persona omnisciente y al mismo tiempo por
un grupo de perros) y colectiva (la focalización se realiza a través de
narradores plurales, como en “Una rosa para Emily”).
Se analizó el cuento “Una rosa
para Emily”, de William Faulkner, señalando las tensiones entre un narrador en
primera persona alternando con un narrador colectivo (yo – nosotros), tensiones
que resumen el sentido del relato, las relaciones entre lo privado y lo público
en un pueblo muy apegado a los valores tradicionales en decadencia, éstos en
tensión, a su vez, con la historia.
También se hicieron referencias a
los narradores y focalizadores de: “Axolotl” (cuento de Julio Cortázar):
narrador homodiegético en primera persona, con un focalizador variable: el
punto de vista cambia señalando la transformación del personaje en animal;
“El arte y la lluvia” (capítulo del libro Confieso que he vivido, memorias de
Pablo Neruda), en los textos autobiográficos hay una triple identificación
entre autor, narrador y protagonista (definición de Philippe Lejeune);
Sin embargo Juan vivía (novela de Alberto Vanasco): narración
heterodiegética en segunda persona y en futuro que refuerza la focalización
dándole un matiz imperativo; hay un capítulo en primera persona;
y Boquitas pintadas (novela de Manuel Puig), típico ejemplo de novela
polifónica, especie de novela-collage en que la información se completa a
partir de la inclusión de fragmentos de variada procedencia y tipo textual
(cartas, recortes periodísticos, fragmentos de conversaciones, etc.) que
refuerzan la focalización múltiple y variable.
Lo importante de identificar y
caracterizar narradores y focalizadores es definir su funcionalidad, es decir
en qué medida son relevantes como medio de expresión del mensaje artístico.
Narrativa. Quinto
encuentro. 1/6
En este encuentro analizamos dos
novelas de la literatura argentina: Sin
embargo Juan vivía, de Alberto Vanasco (1947) y Boquitas pintadas, de Manuel Puig (1969). En ambas novelas se
desarrollan distintas problemáticas en torno a la cuestión del narrador y de la
focalización de la narración.
La primera es una narración en
segunda persona en que predomina el uso del futuro como tiempo de la narración.
La novela, que según el prólogo de Noé Jitrik anticipa la propuesta estética de
la corriente del objetivismo, desarrollada en Francia a partir de la década de
1950, presenta la estructura de un policial, pero el final de la novela da por
tierra con la posibilidad de que se trate de un policial ya que el crimen con
que comienza era sólo una conjetura del personaje. Una de las asistentes
propuso catalogar a la novela como un “policial conjetural”, lo que es muy
acertado ya que la narración depende de ese crimen inicial que en el último
capítulo es relegado a una conjetura:
El juez, como siempre, no
entenderá nada de lo que pasa, como quien ha leído solamente su parte, pero
haciendo ruido con un martillo demandará silencio.
- Usted nos debe una aclaración
– te gritará.
- La muerte de Genoveva era algo
posible que estaba en mi futuro y no he hecho más que ponerme a desarrollar los
hechos.
- Sin embargo – aclarará el juez
muy lentamente – usted no puede saber lo que va a pasar.
- ¿Por qué no? – gritarás tú
también. - ¿Acaso esa misma objeción suya no está aquí prevista y anotada por
mí?
- Tiene razón. Pero ¿por qué
pensó en la muerte de su hermana?
- Es algo que no se puede
evitar. Yo le debía dinero. Es lógico pensar que si muriese me ahorraría unos
pesos. ¿No le ha pasado a usted?
- Sí, sí – dirá el juez -. Pero
Genoveva ha muerto.
- Eso no es un inconveniente,
porque ella en persona ahora está entrando en esta sala.
Otros elementos que se advierten
en el fragmento citado son el uso del futuro y la idea de que la historia se va
construyendo al mismo tiempo que se va relatando. Con el uso del futuro, las
acciones carecen de realidad, diseñando un “ámbito en que lo real es lo posible
y lo todavía no existente” (Jitrik). Otro aspecto de la novela analizada es su
carácter experimental, que la ubica dentro del contexto de las vanguardias
artísticas, estéticas características del siglo XX.
En cuanto a Boquitas pintadas, se comentó el carácter plurilingüístico de la
novela. El efecto generado por la incorporación de una variedad considerable de
géneros discursivos (narración sumamente objetiva en tercera persona,
correspondencia entre los personajes, diarios íntimos, álbumes de fotos, recortes
periodísticos, guión de radioteatro, conversaciones entre personajes) está
íntimamente relacionado con el tema principal de la obra, la hipocresía presente
en la sociedad de un pequeño pueblo de provincia y los conflictos
interpersonales en esa sociedad. A su vez, el carácter popular del tema tratado
se refuerza mediante la incorporación de citas de fragmentos de tangos y
canciones (de moda en la época en que transcurre la historia, segunda mitad de
la década de 1930), de referencias al cine de la época (los personajes actúan,
piensan y hasta aman y odian como los personajes de las películas que miran y
de las canciones que escuchan – por ej. Raba prevé su asesinato teniendo en
mente el drama humano descripto en el tango “La cieguita”) y de la definición
de la novela como un “folletín en 16 entregas”. También se narraron anécdotas
relacionadas con la cultura del folletín y con la influencia del folletín en la
conducta de las personas, muchas veces delictivas (lo que recuerda la narrativa
de Roberto Arlt).
Entre los recursos que
contribuyen a construir la polifonía de la novela, y en relación con el tema
estudiado durante el encuentro anterior, Puig despliega la narración de
diferentes pasajes de la novela desde distintos puntos de vista. Asimismo, en
algunos diálogos se yuxtapone la “voz pronunciada” por los personajes y una
“voz interior”, una especie de “aparte” teatral, en que los personajes enuncian
secretamente sus verdaderos pensamientos y deseos (por ejemplo, conversación de
Mabel y Francisco junto a la tapia que separa la casa de la primera de la
comisaría en que trabaja el segundo; conversación de Celina con la viuda amante
de su hermano Juan Carlos, etc.).
Sexto encuentro. 8/6
El tema del sexto encuentro fue
el tiempo. El tiempo de la historia y el tiempo del relato.
En los cuentos de Ernest
Hemingway “Colinas como elefantes blancos” y “Los asesinos” se observó un
tiempo de la narración que se aproxima al tiempo de la historia narrada. El
diálogo entre los personajes, alguna descripción breve y alguna anacronía
(prolepsis / analepsis) que intenta llenar huecos narrativos son recursos para
que el tiempo de la lectura del cuento sea semejante al tiempo de la historia
que se cuenta. En ambos cuentos hay referencias precisas a la hora (reloj,
personajes que esperan el tren que está por llegar); en el primero, los
personajes (una pareja) espera en una estación de tren: faltan 40 minutos para
que el tren llegue y deben “hacer tiempo” tomando algo y conversando. En esa
conversación se alude a una situación que la pareja está atravesando y no se
explicita. En el segundo cuento, un defasaje en el reloj de un restaurante
influye en el desenlace de la historia.
Se comentó la llamada “teoría del
iceberg”, desarrollada por Hemingway, que explica que una obra literaria debe
mostrar aspectos superficiales, aparentemente cotidianos, sin importancia (como
la conversación de una pareja, en “Colinas…”) y el lector debe advertir la
densidad de la historia “oculta” debajo de esa apariencia.
Una de las participantes explicó
que la película “Forajidos”, de Robert Siodmak, de 1946, basada en “Los
asesinos”.
Después se comentó “El curioso
caso de Bejamin Button”, un cuento de Francis Scott Fitzgerald en el que se
narra la historia de un hombre que nació viejo y a medida que vivía iba
rejuveneciendo. De ese modo, también es fundamental, en el relato, la relación
de la historia con el tiempo. Es interesante cómo se articula, en
contraposición, la edad (decreciente) del personaje principal y su correlato
con la edad (creciente) de los personajes que lo rodean, sobre todo de sus
familiares. Asimismo, es digna de ser analizada la relación entre los hechos
narrados y los hechos históricos contemporáneos a la historia del relato.
La experiencia con que cuenta el
personaje (y que, al revés de una vida normal, en que la experiencia se va
ganando con los años, él va perdiendo) le sirve al narrador para presentar y
cuestionar una serie de lugares comunes de la “forma de vida americana”.
Séptimo encuentro. 15/6
Se comentaron obras narrativas en
que aparece tematizado el tema de los niveles
narrativos, por ejemplo el relato enmarcado. El texto que se consideró
básico para desarrollar la cuestión fue Otra
vuelta de tuerca, de Henry James. La narración enmarcada se produce dentro
del contexto de un “marco narrativo”. En Otra
vuelta de tuerca, ese marco es la reunión de amigos en la que Douglas
terminará leyendo el relato de la institutriz. A su vez, el relato del propio
Douglas está incluido en un marco mayor que es el relato del narrador, de quien
no tenemos mayores referencias (se ha discutido si es hombre o mujer, por
ejemplo). Así, el cuento presenta un juego de cajitas chinas o muñequitas rusas
que contribuye a resaltar el clima de indefinición y de ambigüedad del relato
(dentro del relato de la institutriz, otra “cajita” más podría ser el relato
del ama de llaves, a través del cual el lector reconstruye la historia previa a
la llegada de la institutriz a la casa. Además, de esa manera el secreto, al
que el lector no puede acceder (sobre el que sólo puede conjeturar) queda bien
guardado. A su vez, el ocultamiento, la dificultad para expresar los verdaderos
sentimientos o intenciones, guardan profunda relación con la época victoriana,
en que se desarrolla la historia. El nombre de la institutriz, por ejemplo, no
es mencionado ni una sola vez.
Las funciones de la inclusión de
un relato enmarcado pueden ser las siguientes: integración accional (función
importante en el argumento); exposición (reponer información, por ejemplo
hechos sucedidos anteriormente); distracción, retardación, analogía (corroborar
o contradecir la historia del marco).
A veces, las narraciones
enmarcadas general un efecto de puesta en abismo, enmarcando su propio marco
narrativo. Tal es el caso del cuento de Julio Cortázar “Continuidad de los
parques”, en que el personaje lee un libro en que se relata su propio
asesinato.
Octavo encuentro. 29/6
Se concluyó el comentario de los
textos de la clase anterior, sobre todo de la novela El beso de la mujer araña, de Manuel Puig. Se analizó la función
que tienen en la novela los relatos enmarcados sobre películas, narradas por el
personaje de Molina, relacionando el tema de las películas narradas con el
momento por el que atraviesa la relación entre los dos personajes.
Noveno encuentro. 7/7
Se comentaron las obras
“Aballay”, de Antonio Di Benedetto; “El hambre”, de Manuel Mujica Láinez (de La
misteriosa Buenos Aires); y “El infierno tan temido”, de Juan Carlos Onetti.
El tema del encuentro fue la
construcción de los personajes (principalmente del héroe o personaje principal)
en relación con las coordenadas espacio-temporales de la historia. Se partió de
la definición de Bajtin del concepto de “cronotopo” (asimilación del espacio y
del tiempo de la historia por la literatura), desarrollado en el libro Teoría y estética de la novela. En los
tres casos se reconoció un elemento “no dicho” y se analizó su función, por
ejemplo la historia del chico en “Aballay”, tema que recorre en forma muda todo
el relato y que es tematizado en la película homónima de Fernando Spiner.
El cuento de Mujica Láinez, por
ejemplo, se inscribiría en un cronotopo que podría llamarse “literatura de la
Conquista”. Se propusieron diversas lecturas (El mundo alucinante, de Reinaldo Arenas, Maluco, la novela de los conquistadores, de Napoleón Baccino Ponce
de León, El entenado, de Juan José
Saer) y se observó que esta literatura tiene inspiración en las crónicas de
Indias, género narrativo que bajo la apariencia y la intención de una crónica
realista deriva en una ficcionalización y en la creación de un mundo “fabuloso”
(por lo menos, para el lector destinatario de esas crónicas). Al respecto, se
recomendó la película Aguirre, la ira de Dios, de Werner Herzog. También se
comentó el tema de la antropofagia, y una participante mencionó la película
“Qué sabroso estaba mi francés”, de Nelson Pereira Dos Santos.
Onetti, por su parte, crea en su
literatura una ciudad, Santa María, en la que ambientará parte de su obra
narrativa. El cuento leído pertenece a esas obras. Este recurso le sirve al
narrador para ubicar su obra en una ciudad que, sin ser real, tiene todas las
características de una ciudad de la zona del Río de la Plata y define las
propiedades de sus personajes. Risso, el protagonista de “El infierno tan
temido” (que fue traspuesto al cine en la película homónima de Raúl de la
Torre) es una condensación de los diferentes personajes de las obras de Onetti
asociados a la vida en una gran ciudad y con una historia personal que no
termina de “decirse” en el cuento y que determina los hechos narrados.
El título del cuento (esto no se
dijo en clase) es una cita de un soneto religioso español anónimo: “No me
mueve, mi Dios, para quererte / el cielo que me tienes prometido / ni me mueve
el infierno tan temido / para dejar por eso de ofenderte. // Tú me mueves,
Señor, muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido, / muéveme ver tu
cuerpo tan herido / muévenme tu afrenta y tu muerte. // Muéveme, en fin, tu amor
y en tal manera / que aunque no hubiera cielo yo te amara / y aunque no hubiera
infierno te temiere. // No me tienes que dar porque te quiera / pues aunque lo
que espero no esperara / lo mismo que te quiero te quisiera”.
Décimo encuentro. 15/7
Analizamos de forma integrada dos
novela en apariencia muy disímiles: ¿Acaso no matan a los caballos?, de Horace
Mc.Coy, y El gallo de oro, de Juan Rulfo. En la primera novela se analizó la
polifonía (concepto acuñado por Bajtin, desarrollado en Problemas de la poética de Dostoievski), ya que varias voces
confluyen en la exposición del argumento, a pesar del predominio de la voz del
personaje que, en primera persona, recuerda sus vivencias a medida que el juez
pronuncia la sentencia por medio de la cual lo condena por asesinato. Cuando el
personaje no cuenta con la información completa de su historia recurre, por
ejemplo, a la lectura de un recorte periodístico, a la exposición de indicios
que el lector completa (por ejemplo, la ve a Gloria con la ropa manchada, lo
que le revela que participó de una escena amorosa en el mismo escenario que él)
o al testimonio de otros personajes, como la señora Layden. Se discutieron las
motivaciones del personaje principal y narrador para cometer su crimen y se
discutió extensamente sobre los “reality shows” y su función en la cultura de
masas modernas. También la fascinación del mundo del cine, de Hollywood (“la
fábrica de sueños”). La novela muestra el lado oscuro del “sueño americano”,
con personajes desesperados que contribuyen a la caracterización de un ambiente
decadente, producto de la crisis económica. Se comparó con la película
homónima, conocida en español como Danzad,
danzad, malditos, de Sidney Pollack.
En cuanto a El gallo de oro, se la analizó como una novela monológica, en que
hay un narrador prácticamente fijo.
Agradezco a todos los que compartieron el espacio Narrativa Universal I por su compromiso y si activa participación en los encuentros, sábado a sábado. Espero que la materia haya satisfecho sus expectativas y que haya sido un espacio de reflexión conjunta y de expresión de las propias ideas. Les deseo a todos un buen descanso y un buen examen final. Hasta pronto,
Fulvio Franchi