martes, 18 de abril de 2017

NARRATIVA UNIVERSAL I CLASE A CLASE


Breve crónica de la clase 6 – Narrativa I 2017

Vamos a citar a David Viñas reseñando los conceptos de parodia e ironía postulados por el soviético Mijail Bajtín en su famoso libro La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento: El contexto de Francois Rabelais. Explica Viñas: “Bajtin afirma que para combatir el monologismo (la idea de un lenguaje unitario y autoritario) puede recurrirse (como hizo Rabelais) a la risa, es decir, puede recurrirse a la ironía, la parodia, etc., a las distintas manifestaciones del humor, en definitiva, porque es un modo de desmitificar, de invertir la imagen oficial del mundo, un modo de volverlo todo al revés. En efecto, la parodia y la ironía hacen que se reconozca el enunciado como la voz de otro emisor (...) La parodia es también un procedimiento en el que claramente queda reflejada otra voz: la de la víctima parodiada. La ironía y la parodia son armas eficaces para subversión, pues en ellas se da un fenómeno de bivocalidad (dos voces expresadas a la vez), y de una de las voces es la oficial y parodiada, mientras que la otra es la transgresora que parodia o ironiza. Ironía y parodia son, pues, dos modos de filtrar la voz ajena y permiten cuestionar la imagen oficial del mundo.”
A la luz de estas ideas nos abocamos a la lectura de la novela del mexicano Sergio Pitol La vida conyugal, tercera parte del llamado “tríptico del carnaval” ( las otras, Domar a la divina garza y El desfile del amor). Destacamos las subversiones que se presentan a algunas instituciones burguesas tales como el matrimonio, los partidos políticos, el mundo del empresariado, entre otras. Completamos la jornada con la proyección de un breve pasaje de la película homónima de Carlos Carrera quien parece haber dejado de lado el concepto paródico mediante el cual Pitol filtra su novela.
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Breve crónica de la clase 5 – Narrativa I 2017

Comenzamos el encuentro planteando algunos interrogantes acerca de uno de los temas convocantes: ¿Hay una Literatura Latinoamericana con rasgos propios? ¿Qué es la Literatura Latinoamericana en una región del mundo tan extraordinaria y diversa, imaginada en otro tiempo por los conquistadores como el lugar del Paraíso Terrenal? ¿Desde cuándo existe o nos podemos referir con propiedad a Latinoamérica? ¿Bajo qué presupuestos podemos concebir el concepto de Literatura Latinoamericana como una unidad? Estos interrogantes aluden a una zona geográfica autónoma que delimita sus fronteras a través de una producción discursiva en la cual confluyen lo estético, lo político y lo cultural.
José de la Fuente afirma que la delimitación histórica de la literatura latinoamericana exige una terminología que no se preste a equívocos y un punto de vista que nos permita hablar con propiedad. ¿Cuál es el requisito de esta doble exigencia? En primer lugar, saber y aceptar que América Latina existe como continente mestizo (no sólo de razas, sino de influencias, aspiraciones e ideologías), mayoritariamente católico-cristiano y, en segundo lugar, desde que fue ocupada y encubierta ha constituido un espacio de disputa por monarquías y potencias extranjeras, verificación que le ha otorgado un carácter de rebeldía, esencialidad y resistencia a su literatura.
(Concepto publicado en Pensamiento crítico latinoamericano, conceptos fundamentales, Vol. II R. Salas, coordinador. Ediciones UCSH, 2005) http://www.academia.edu/6176059/LITERATURA_LATINOAMERICANA

En este sentido acordamos que la noción de literatura latinoamericana tiene su correspondencia con la de América latina, idea acuñada por el colombiano José María Torres Caicedo (1875), y que surge como oposición a la de América sajona. En un sentido similar, por la misma época (1881) José Martí propone la idea de “Nuestra América”.

El famoso investigador uruguayo, Ángel Rama, en La ciudad escrituraria (1984) propone una complementación de la historia de la literatura latinoamericana con cuatro épocas en consideración a ciertas fechas:
1) Época de la Independencia y formación de las nuevas naciones (1810-1870).
2) Época del internacionalismo modernizador decimonónico (1870-1910).
3) Época del nacionalismo social y cosmopolita, incluidas las vanguardias (1910-1940) con sus vertientes urbanas y regionalistas.
4) Época de 1940 en adelante, el tiempo del “Boom” y en la que se escribe su ensayo La ciudad letrada (1972). Obviamente, de aquí en adelante, esta periodización se debe abrir en función del impacto de la mundialización y de la globalización con una América Latina a quinientos años del descubrimiento (encubrimiento para otros), terminando el siglo con dictaduras militares en varios países de la región.
Durante la charla de clase quedó flotando la pregunta de cuál sería la quinta época que Rama no llegó a considerar. También quedó expuesta la idea del lenguaje como elemento unificador de la literatura latinoamericana.
Por su parte Mario Benedetti en El escritor y la crítica en el contexto del subdesarrollo (1977) se muestra sorprendido por la aparición de este sistema literario latinoamericano en un contexto donde: “Las amenazas, los secuestros, las prisiones, las torturas, el crimen, se ciernen sobre el desarrollo de estos pueblos, y también de los pueblos aledaños, ya que es inocultable el propósito irradiante de este fascismo semicriollo.”
A su vez hicimos mención a la tensión nacida del dominio continental de los Estados Unidos y cómo este hecho ayudaría a pensar en las ideas planteadas con anterioridad. Dado el carácter polémico del tema en cuestión, dejamos las puertas abiertas para aportes en clases posteriores. Para ampliar la cuestión recomendamos los siguientes libros:
Ana Pizarro, La literatura latinoamericana como proceso, (1985)
Ángel Núñez, El canto del Quetzal, reflexiones sobre Literatura Latinoamericana. Con prólogo del brasileño Antonio Candido.

En función de estas vastas consideraciones nos introdujimos en la lectura de Bonsái, la breve pero rica novela del chileno Alejandro Zambra. Analizamos los siguientes puntos conflictivos: las alusiones metaliterarias, la muerte de la novela, la parodia de la figura del “escritor nacional”, la ausencia de verdades absolutas, lo absurdo de la muerte, la necesidad de la lectura en el cortejo femenino.

Para finalizar seleccionamos un pasaje de la película dirigida por el también chileno Cristián Jiménez en el año 2011.
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Breve crónica de la clase 4 – Narrativa I 2017

Dimos inicio a este cuarto encuentro reseñando el artículo El amor verdadero: apuntes sobre el melodrama (gay) de Daniel Link. (Norma, 2005).
“No soporto vivir sin él/ella. Moriré.” Es la sentencia que articula cualquier variedad melodramática. Luego, Link dice que hay dos modelos actuales para la codificación de los comportamientos de la vida cotidiana: el melodrama y la comedia de situación (sitcom).
El melodrama fusiona la tradición del relato (el romance, la balada, la épica) y la tradición popular del teatro (la feria, la fiesta y el carnaval.) De modo que todo melodrama articula una historia de amor (trágica) y una historia familiar, es decir, un drama de identidad.
Por ello el melodrama sexualiza el cuerpo: su pasión es la pasión del cuerpo. Su campo simbólico no es la diferencia sexual, es la castración. Es el sistema activo/pasivo, humillador/humillado, abandonante/abandonado (castrador/castrado) lo que organiza toda la semántica del melodrama. De manera que el fracaso sentimental es igual a la muerte.
Entonces a partir de estas consideraciones nos abocamos a la tarea de analizar El beso de la mujer araña de Manuel Puig.
Coincidimos en que partiendo de los dos personajes protagonistas, Valentín Arregui Paz y Luis Molina, la novela se estructura en torno de los vínculos entre revolución sexual y revolución política.
Ambos personajes discuten durante toda la novela sobre la sexualidad y la política, debate al que se van sumando otros tópicos que mantienen la misma estructuración binaria: sentimiento/ razón, cuerpo/ mente, deseo/ deber, entre otros. Molina es el representante del polo de la sexualidad y Valentín del de la política, sin embargo a lo largo del devenir de la novela, que es el devenir de estos sujetos, cada uno de los personajes comienza a identificarse también con las otras posiciones y ya no quedan tan claros los papeles. Los lugares de cada uno están al comienzo claramente diferenciados pero se convierten al final en posiciones que coinciden, por lo que su individualización se torna difusa. Esto nos hizo pensar en las categorías de ser y parecer según las plantea Todorov. Tanto uno como el otro parecen algo que finalmente no serán.
Las narraciones enmarcadas de las películas que Molina cuenta a Valentín cumplen una función similar a las de Scheherezade en los relatos de Las mil y una noches, de manera tal que los cuentos de Molina ahuyentan a la muerte, camino ineludible hacia el que se dirige.
Hicimos algunas consideraciones relacionadas al plano lingüístico y nos preguntamos si el registro utilizado por ambos presos responde al concepto de verosimilitud.
Párrafo aparte merecen las notas al pie que se intercalan a lo largo de toda la novela, estas le ofrecen al lector medio información sobre los debates de esa época acerca del feminismo, la homosexualidad y la política. Salvo la última que ofrece un cambio radical acerca de la posición del homosexual como sujeto revolucionario. Mencionamos, a su vez, cómo esta última nota, donde se colocan las ideas de la inexistente dra. Taube, asemeja a Puig, escritor aparentemente “no borgeano”, al autor de La intrusa, mediante el procedimiento de la nota apócrifa. Para ser honestos este punto de análisis nos quedó un poco pendiente por falta de tiempo.
Tal como hacemos cada sábado, dejamos para el cierre del encuentro la proyección de una escena de la película dirigida por Héctor Babenco. En ella Molina rompe con toda previsión emocional y corporal de Valentín al hacerse cargo de su aseo luego de que este se hace caca encima. El impacto de la escena es tal que logramos percibir cómo el amor de estos personajes impone sus reglas, incluso por sobre lo escatológico.
Para finalizar propusimos un trabajo grupal a partir de la interrelación entre los siguientes elementos: traición/amor – revolución/acatamiento – homosexualidad/heterosexualidad – caca/limpieza.
La simpleza de la actividad, paradójicamente, generó una larga y compleja línea reflexiva por parte de los docentes asistentes. Podríamos decir que fue un final a toda orquesta.

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Breve crónica de la clase 3. Narrativa I (22 de abril)

Luego de presentar algunas nociones básicas sobre el concepto de texto narrativo tal como las propone la teórica Mieke Bal en su libro Narratología: introducción a la teoría de la narrativa (1985), comenzamos la mañana con la excusa de analizar la novela Ciencias morales (2007) de Martín Kohan. Las publicidades del año 1982 nos sirvieron para contextualizar la cuestión. Y para estremecernos en escalofríos, por qué no decirlo (en particular la del Ford Falcon).
La novela nos obligó a pensar en cómo se narra el horror de la dictadura en la literatura y los hiatos que el lector debe completar a partir de las cosas que el narrador no dice. De este modo el lector asume una complicidad en la construcción de la ficción y mediante una homologación con la realidad extra literaria.
Para visualizar las relaciones que se proponen en el texto (Biasutto, jefe de preceptores vs. Marita, preceptora; Marita vs. alumnos de 3º10ª del Nacional Buenos Aires, sociedad vs. Estado, etc.) observamos un fragmento de la película inspirada en la novela, La mirada invisible (2010) de Diego Lerman. Fragmento que padecimos por su violencia pero que gozamos por su actuación.
Por último, y en línea con la pretensión de un abordaje transdisciplinario de la asignatura, escuchamos la canción “Wadu, wadu” del año 1981 del grupo Virus, cuyos primeros versos adquieren una significación especial al volver a oírlos: Me estás pasando... horrible depresión, estás muy tensa.. perdiste la razón. Se oye mientras en la película el personaje de Marita, adentro, en una fiesta en un departamento, los baila y afuera la depresión comienza a retirarse. Para siempre.

Sobre los nombres de los capítulos
Antes de terminar el encuentro Gustavo, uno de nuestros compañeros, alzó la mano y preguntó qué relación había entre el modo de nombrar los capítulos y el contenido de los mismos. Como no pude darle una respuesta certera me comprometí a pensarlo. Tampoco sé si será fructífera esta presentación pero, tal vez, nos ayude a pensar la novela un poco más. En otras palabras, sumemos  más a la confusión a las incertidumbres. Lo primero que se me ocurrió (y casi lo único) es pensar en el significado o referencia de los nombres de cada capítulo. Entonces googleemos y wikipediemos:

Ciencias morales: (Según Wikipedia) “En 1938 quedó instalada en Buenos Aires la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas con el objeto de profundizar los estudios de las disciplinas humanísticas que definen su campo.” Para completar la idea, y no copiar y pegar eternamente, lean el apartado que se subtitula “Participación de los miembros en la dictadura militar”. Todos sabemos que “hay” que cuestionar la Wikipedia porque los artículos pudieron haber sido escritos por cualquier persona, pero sólo hay que tomar las referencias y sentir estremecimiento otra vez.
Juvenilia: famosa novela de Miguel Cané ambientada en el mismo Nacional Buenos Aires. Allí se relata, tal como dice el narrador de la novela, el pasado esplendoroso de los primeros años del colegio. Luego Cané abandonaría su “costado humanístico” para impulsar la Ley de residencia del año 1902.

Imaginaria: vamos a anotar un par de definiciones de diccionario y relacionarlas con la terminología que usa el narrador para describir las acciones de los estudiantes.
Según la RAE
Del lat. imaginarius.
1. adj. Que solo existe en la imaginación.
2. adj. desus. Dicho de un artesano o de un artista: Que tallaba, esculpía o pintaba imágenes. Era u. t. c. s. m.
3. m. Repertorio de elementos simbólicos y conceptuales de un autor, una escuela o una tradición.
4. m. Psicol. Imagen simbólica a partir de la que se desarrolla una representación mental.
5. f. Mil. Suplente de un servicio.
6. f. Mil. Vigilancia que se hace por turno durante la noche en cada dormitorio colectivo.
7. f. Mil. Cada uno de los turnos de que se compone la imaginaria (‖ vigilancia).
Que cada uno se quede con la acepción que le parezca más apropiada.

La manzana de las luces: “Es una manzana histórica de la Ciudad de Buenos Aires, que se encuentra rodeada por las calles Bolívar, Moreno, Alsina, Avenida Julio A. Roca y Perú. En ella están ubicados el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Iglesia de San Ignacio, el antiguo edificio de la UBA y otros edificios históricos. Ha sido bautizada de esa forma por el periódico El Argos en 1821, debido a las instituciones intelectuales que allí se encontraban instaladas.” Dado el contexto en el que transcurre la novela, la denominación parece más una ironía que una simple catalogación capitular.

Séptima hora: última hora de la carga horaria escolar, la del tedio, la que no queremos tener porque estamos hartos de estar en la escuela, la que nos pesa más que cualquier otra anterior. La del castigo y el silencio.

Breve crónica de la clase 3. Narrativa I (22 de abril)

Luego de presentar algunas nociones básicas sobre el concepto de texto narrativo tal como las propone la teórica Mieke Bal en su libro Narratología: introducción a la teoría de la narrativa (1985), comenzamos la mañana con la excusa de analizar la novela Ciencias morales (2007) de Martín Kohan. Las publicidades del año 1982 nos sirvieron para contextualizar la cuestión. Y para estremecernos en escalofríos, por qué no decirlo (en particular la del Ford Falcon).
La novela nos obligó a pensar en cómo se narra el horror de la dictadura en la literatura y los hiatos que el lector debe completar a partir de las cosas que el narrador no dice. De este modo el lector asume una complicidad en la construcción de la ficción y mediante una homologación con la realidad extra literaria.
Para visualizar las relaciones que se proponen en el texto (Biasutto, jefe de preceptores vs. Marita, preceptora; Marita vs. alumnos de 3º10ª del Nacional Buenos Aires, sociedad vs. Estado, etc.) observamos un fragmento de la película inspirada en la novela, La mirada invisible (2010) de Diego Lerman. Fragmento que padecimos por su violencia pero que gozamos por su actuación.
Por último, y en línea con la pretensión de un abordaje transdisciplinario de la asignatura, escuchamos la canción “Wadu, wadu” del año 1981 del grupo Virus, cuyos primeros versos adquieren una significación especial al volver a oírlos: Me estás pasando... horrible depresión, estás muy tensa.. perdiste la razón. Se oye mientras en la película el personaje de Marita, adentro, en una fiesta en un departamento, los baila y afuera la depresión comienza a retirarse. Para siempre.

Sobre los nombres de los capítulos
Antes de terminar el encuentro Gustavo, uno de nuestros compañeros, alzó la mano y preguntó qué relación había entre el modo de nombrar los capítulos y el contenido de los mismos. Como no pude darle una respuesta certera me comprometí a pensarlo. Tampoco sé si será fructífera esta presentación pero, tal vez, nos ayude a pensar la novela un poco más. En otras palabras, sumemos  más a la confusión a las incertidumbres. Lo primero que se me ocurrió (y casi lo único) es pensar en el significado o referencia de los nombres de cada capítulo. Entonces googleemos y wikipediemos:

Ciencias morales: (Según Wikipedia) “En 1938 quedó instalada en Buenos Aires la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas con el objeto de profundizar los estudios de las disciplinas humanísticas que definen su campo.” Para completar la idea, y no copiar y pegar eternamente, lean el apartado que se subtitula “Participación de los miembros en la dictadura militar”. Todos sabemos que “hay” que cuestionar la Wikipedia porque los artículos pudieron haber sido escritos por cualquier persona, pero sólo hay que tomar las referencias y sentir estremecimiento otra vez.
Juvenilia: famosa novela de Miguel Cané ambientada en el mismo Nacional Buenos Aires. Allí se relata, tal como dice el narrador de la novela, el pasado esplendoroso de los primeros años del colegio. Luego Cané abandonaría su “costado humanístico” para impulsar la Ley de residencia del año 1902.

Imaginaria: vamos a anotar un par de definiciones de diccionario y relacionarlas con la terminología que usa el narrador para describir las acciones de los estudiantes.
Según la RAE
Del lat. imaginarius.
1. adj. Que solo existe en la imaginación.
2. adj. desus. Dicho de un artesano o de un artista: Que tallaba, esculpía o pintaba imágenes. Era u. t. c. s. m.
3. m. Repertorio de elementos simbólicos y conceptuales de un autor, una escuela o una tradición.
4. m. Psicol. Imagen simbólica a partir de la que se desarrolla una representación mental.
5. f. Mil. Suplente de un servicio.
6. f. Mil. Vigilancia que se hace por turno durante la noche en cada dormitorio colectivo.
7. f. Mil. Cada uno de los turnos de que se compone la imaginaria (‖ vigilancia).
Que cada uno se quede con la acepción que le parezca más apropiada.

La manzana de las luces: “Es una manzana histórica de la Ciudad de Buenos Aires, que se encuentra rodeada por las calles Bolívar, Moreno, Alsina, Avenida Julio A. Roca y Perú. En ella están ubicados el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Iglesia de San Ignacio, el antiguo edificio de la UBA y otros edificios históricos. Ha sido bautizada de esa forma por el periódico El Argos en 1821, debido a las instituciones intelectuales que allí se encontraban instaladas.” Dado el contexto en el que transcurre la novela, la denominación parece más una ironía que una simple catalogación capitular.

Séptima hora: última hora de la carga horaria escolar, la del tedio, la que no queremos tener porque estamos hartos de estar en la escuela, la que nos pesa más que cualquier otra anterior. La del castigo y el silencio.

En fin, Gustavo, no sé si será esto una respuesta, pero tal vez observando un recorte de los elementos así, todos juntos, pueda servirnos para pensar la novela una vez más. Gracias por incentivarnos a la relectura, como dice Unamuno.



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Clase 2.
Mieke Bal en Teoría de la narrativa (Una introducción a la narratología.) (Cátedra, 1990) la narratología es la teoría de los textos narrativos. Define texto como un todo finito y estructurado que se compone de signos lingüísticos. Un texto narrativo será aquel en el que un agente relate una narración. Una historia es una fábula presentada de cierta manera. Una fábula es una serie de acontecimientos lógica y cronológicamente relacionados que unos actores causan o experimentan. Un acontecimiento es la transición de un estado a otro. Los actores son agentes que llevan a cabo acciones. No son necesariamente humanos. Actuar es causar o experimentar un acontecimiento.
Texto, historia y fábula son los tres estratos de un texto narrativo. Se van a analizar por separado.
Páginas 15 y 16. Características ideales del texto narrativo.
El narrador es el sujeto lingüístico que se expresa en el lenguaje que constituye el texto. Concepto fundamental en el análisis de los textos narrativos. Habla de narrador externo y narrador vinculado a un personaje. Narrador y descripción (pág. 135) No es el autor, ni tampoco el autor implícito (conceptos ideológicos y morales de un texto).
Genette.
Todorov. Historia y discurso. Fábula y tema, formalismo ruso. Aspectos del relato: el narrador sabe más que el personaje (visión “por detrás”) el relato clásico; el narrador =que el personaje (visión “con”) la explicación de los acontecimientos no es conocida por el narrador hasta tanto el personaje no nos la haga saber, puede ser en primera o en tercera persona; y el narrador que sabe menos que el personaje (visión “desde afuera”) el narrador describe lo que ve, lo que oye, pero no tiene acceso a las conciencias de los personajes (Hammet).

El río oscuro (1943) Alfredo Varela.
Podría encuadrarse en una nueva tendencia realista literaria que surge entre mediados de los años 30 y principios de los 50. Estos escritores comienzan a alejarse de sus modelos anteriores y comienzan a “leer” a “nuevos escritores” (John Dos Passos) que preservan su compromiso social unido a nuevas técnicas narrativas (fragmentarismo, biografías enmarcadas, paralelismos, etc.) Comulgan la mirada comprometida sobre la novela con la necesidad de renovación en los procedimientos narrativos. Otras de las novedades es el intercalado de textos periodísticos de otros autores que facilitan la ubicación del conflicto, como así también el uso de la lengua guaraní y de modismos propios de las poblaciones de la región.
Al mismo tiempo se intensifica el interés de los escritores por las grandes cuestiones teóricas, estéticas e ideológicas acerca de la novela (vanguardias, arte de tendencia, formalismo, realismo socialista.)
La obra de Varela refleja la herencia feudal de la conquista española y sus sucesores: no más de veinte latifundistas. Relación con la novela de Yupanqui Cerro Bayo (1946)
Estos nuevos escritores realistas se ocuparán, básicamente, del examen de dos ámbitos tradicionales: la ciudad y el campo. En el caso de la novela de Varela los personajes escapan del arquetipo del “espíritu íntimo de la tierra”, se presta menos atención a lo cósmico, a lo telúrico, a lo sobrenatural, al regionalismo de signo tradicionalista (evocaciones del pasado patriarcal, nostalgia por el mundo de la infancia, descripción de las costumbres pastoriles, etc.); en beneficio de una mayor atención a los problemas vinculados con las desigualdades regionales, la migración interna, la marginalidad y las nuevas formas de explotación económica. Se recuperan personajes, actitudes y comportamientos vinculados con la marginalidad.
Cinco tipos de discurso: “Galope en el río”, los epígrafes, la historia de los hermanos Moreyra, y las dos series “En la trampa” y “La conquista”. En la primera de estas dos últimas va presentando testimonios de personajes aparentemente ajenos al núcleo central, a descripciones casi estáticas de paisajes, de árboles o de animales. En la segunda se van mostrando los pasos dados por el blanco para poseer y dominar tanto la naturaleza como las criaturas del Alto Paraná.
Esta crónica finalizará con una tímida pero auspiciosa lucecita de un farol, encendido en el humilde rancho del primer sindicato obrero del obraje.
Dada su filiación al partido comunista y a su condición de detenido, la producción se vio obligada a omitir el nombre del autor en los créditos de la película y a cambiar el título del original por el de Las aguas bajan turbias. En la adaptación cinematográfica de Del Carril la historia de la dominación colonial española, la presencia del latifundio y el vínculo con la tradición indígena no están presentes.

Cristina Mateu. Encuentros y desencuentros entre dos grandes obras: El río Oscuro y Las aguas bajan turbias.


http://nuevomundo.revues.org/63148#tocto1n1

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Clase 1 – Narrativa universal I (América). Hernán Ocantos.
Iniciamos los encuentros a partir de la siguiente pregunta: ¿Qué es la literatura?
A partir de ella aportamos a la discusión diversas posturas: Shklovski, Trotsky, Sartre, Eagleton. Y por supuesto las ideas de los docentes participantes.
Luego leímos fragmentos de los cuentos Tema del traidor y el héroe (1944) y La intrusa (1970) de Jorge Luis Borges (Ficciones, 1944 y El informe de Brodie, 1970.) Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo de Alberto Laiseca (Inédito).
Y observamos unos breves fragmentos de las películas: La estrategia de la araña de Bernardo Bertolucci (1970),  A intrusa de Carlos Hugo Christensen (1979) y Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo de de Mariano Cohn y Gastón Duprat (2011).


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